¿Qué aporta el Design Thinking a los RRHH?

Por el agosto 6, 2018

El Design Thinking es una herramienta utilizada históricamente en el ámbito marketiniano para diseñar nuevos productos, servicios o modelos de negocio que respondan a las necesidades del cliente externo y que se basa en la secuencia “investigar, diseñar, probar y corregir” hasta dar con la solución deseada. Una práctica que ahora están adoptando los responsables de RRHH de las empresas para potenciar la creatividad. Y lo hacen para diseñar experiencias de empleado lo suficientemente atractivas, agradables y significativas para que el talento fluya, se intercambien puntos de vista y se debata en pos de la búsqueda de soluciones innovadoras.

Palanca de innovación

La innovación, por lo tanto, no emana de un solo empleado, sino del trabajo en equipo. Un equipo lo suficientemente diverso como para enriquecer el proceso y donde el rol de cada miembro es distinto en cada proyecto. La clave consiste en conocer de cerca sus habilidades, potencial y motivaciones para saber qué papel puede desempeñar en cada uno de esos proyectos. De esta manera, todos pueden retroalimentarse de aquello que aporta cada persona, adquiriendo nuevos conocimientos y perfeccionando sus propias habilidades.

El Design Thinking, asimismo, también puede emplearse para diseñar un plan formativo a medida de las aspiraciones de un empleado, una estrategia para alinear las actitudes de los colaboradores con los valores corporativos o una táctica para encarar cualquier cambio que suceda en el seno de la organización. La clave está en observar y escuchar al empleado, un ejercicio que requiere de grandes dosis de empatía y escucha activa por parte de los managers.

Formación personalizada

El Design Thinking contribuye a desarrollar las competencias necesarias para resolver retos corporativos y generar un mayor conocimiento de las personas, algo que facilita la gestación y adopción de soluciones con un alto valor para el negocio, que además nacen de equipos multifuncionales y cohesionados, en los que, por supuesto, se tienen en cuenta los intereses, habilidades y motivaciones de cada uno de ellos.

Cabe señalar asimismo que la formación del empleado es la otra gran benefactora del uso del Design Thinking en la esfera empresarial, puesto que, en lugar de enfrentarse a formaciones estándar, el colaborador podrá beneficiarse de planes formativos a medida que prioricen su experiencia como empleado, la transparencia informativa, se habiliten herramientas y aplicaciones que permitan una navegación más sencilla e intuitiva. En definitiva, se dote de la autonomía suficiente para decidir por sí mismo y consensuar con sus superiores los próximos pasos de su carrera profesional, algo que elevará notablemente los grados de motivación, compromiso y productividad.

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