Si buceamos un poco por internet, nos damos cuenta de cuán hablado es últimamente todo lo relacionado con las competencias digitales, la transformación digital, el aprendizaje continuo, pero… ¿hablamos todos de lo mismo?
¿Qué son realmente las competencias digitales?
Me encuentro continuamente con ejemplos en los que el término “competencia” es malempleado al unirle el apellido “digital”, haciendo alusión únicamente a la destreza o manejo que tienen ciertas personas para utilizar ciertas herramientas informáticas y/o digitales. ¿Hace eso que podamos considerar que esa persona tiene un nivel alto de una determinada competencia? Aterricemos aún más el ejemplo: ¿Que una persona sepa utilizar y gestionar bien las herramientas para realizar reuniones síncronas en espacios alejados, hace que sea un buen director de equipos remotos?
Recordemos que, ya en 1993, Spencer y Spencer definieron las competencias laborales como “características subyacentes de un individuo que están causalmente relacionadas con un rendimiento efectivo o superior en una situación y/o trabajo”.
Esta definición fue desarrollándose hasta llegar al concepto actual de competencia:
Conjunto integrado de destrezas, habilidades, aptitudes, rasgos de Personalidad y motivaciones innatas o subyacentes en una persona que la predisponen para desempeñar con éxito los requisitos y exigencias (competencias de actuación) de una ocupación en un contexto profesional dado.
Por lo que, según esto, esta persona que utiliza bien las herramientas digitales, necesitaría, además, de ciertas características subyacentes que lo ayuden a tener un rendimiento superior.
Sí, vale, necesita saber utilizar las nuevas herramientas que lo rodean, pero también necesita tener ciertas conductas “base”, y he ahí donde estamos confundiendo el concepto.
Ahora diréis… “¡Son competencias nuevas que, hasta ahora, no hemos necesitado!
No, las competencias digitales NO SON NUEVAS.
Al menos, no todas. Son competencias equivalentes a las ya existentes y presentes en nosotros que, a la vez que avanzamos, avanzan con nosotros. Las competencias no cambian, si no que se adaptan a los nuevos entornos y se consolidan.
Según este punto de vista, una persona con una competencia de dirección de equipos altamente desarrollada, tendrá mayor probabilidad de ser un buen director de equipos remotos, puesto que adapta su “buen hacer” al nuevo contexto. Surgen nuevas conductas en un contexto diferente.
Como bien he dicho, NO TODAS SON NUEVAS, si bien existen ciertas competencias digitales que hasta ahora no habíamos desarrollado porque el contexto no lo había propiciado. Éstas son las que, desde Cegos, denominamos “competencias emergentes en la era digital”. Emergentes porque los ha propiciado el entorno digital, pero se desarrollan en la persona.
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