Mejores Prácticas en RRHH

Objetivos, objetivos, objetivos

“Si no se sabe a qué puerto se quiere navegar, ningún viento es favorable”. Séneca.

¿Quién no ha estado trabajando en diferentes proyectos con multitud de objetivos a alcanzar?, ¿Quién, en el último tercio del año no ha sentido preocupación por alcanzar o superar los objetivos globales? Vivimos enmarcados por una serie de metas, objetivos que articulan nuestras tareas y actividades, así pues, vamos a dedicarles unos minutos de reflexión.

Para empezar a hablar de objetivos me gustaría plantearle algunas preguntas:

Si ha respondido afirmativamente a las cuatro preguntas ¡Enhorabuena!,  ya que tan solo una tercera parte de las personas afirma tener una idea clara de los objetivos que persiguen sus empresas, sólo uno de cada seis está eficazmente centrado en los objetivos más importantes y solo uno de cada tres declara tener objetivos de trabajo por escrito (Fuente: Estudio XQ de FranklinCovey).

Las complejas organizaciones actuales elaboran planes con cientos de objetivos que, con frecuencia, ejercen escaso impacto y cambian con demasiada frecuencia. No podemos permitirnos desperdigar la atención en una multitud de objetivos que no son decisivos. Hemos de alcanzar aquellos que son realmente importantes, si no, nada de lo que se consiga importará mucho. Por eso, dividiremos los objetivos en dos tipos:

A veces nos centramos en objetivos no relevantes que se convierten en “enemigos” de los importantes (Los ONE’s son los enemigos de los POE’s)

Los POE’s deberían ser, como mucho, tres, ya que de esta manera nos centraríamos en aquello que es estratégicamente importante y no nos dispersaríamos:

Orit Gadiesh afirma: “No hay empresa que pueda tener éxito si divide sus recursos en demasiadas iniciativas. Centrarse en las cuestiones correctas y fundamentales es crítico para alcanzar el éxito”

¿Cuáles son las características que debería reunir un buen objetivo? 

Una buena formulación de un objetivo es la siguiente:

(Verbo) (medición) de (X) a (Y) para el (cuándo)

Por ejemplo: “Aumentar las ventas del producto “z” de 20 a 25 millones de euros para el 31 de diciembre”

Una buena formulación de los objetivos, una correcta comunicación e implicación y un adecuado seguimiento de los indicadores nos llevará al puerto que deseamos. Ese puerto de llegada no es el destino final, ya que cómo decía William H. Shedd: “Un barco está a salvo en el puerto. Pero no es para eso que ha sido construido”. Siempre habrá nuevos objetivos a alcanzar y retos a superar…hasta el próximo ejercicio.