Mejores Prácticas en RRHH

¡Enhorabuena, recién promocionado!

¡Enhorabuena!, después de unos años en los que has demostrado tu valía técnica, tu capacidad para obtener resultados, y la persistencia de ellos en el tiempo, ha llegado el día en el que te han promocionado a un puesto en el que eres responsable de un equipo de personas. Y ahora, ¿Qué?

¿Cuál es la base para ser un buen líder?

Estás contento, motivado, ilusionado por esa nueva responsabilidad, pero a la vez temes que con el paso del tiempo se cumpla un viejo dicho: “Hemos perdido un buen técnico y hemos ganado un mal mando”. Has hecho acopio de libros y artículos sobre la temática de “Cómo ser un buen líder y no morir en el intento”, y en los “Favoritos” de tu explorador tienes enlaces a unos cuantos blogs de liderazgo, pero ¿eso será suficiente?

¿Cuál es la base para ser un buen líder? Has leído que, de entrada, ya cuentas con un buen apoyo: La autoridad formal, aquella que procede de la posición de responsable y que viene otorgada por la jerarquía. Sabes que eso es importante, estás “empoderado” por la dirección, pero sabes también que necesitas un segundo apoyo, y que este procede de tu propio equipo: la autoridad real, y esa proviene de la confianza que tus colaboradores depositen en ti como líder. Fruto de tus lecturas durante estos días has hecho un decálogo “de obligado cumplimiento”, que incluye lo siguiente:

Sabes que no conseguirás la autoridad real si no eres capaz de cumplir ese decálogo, pero con eso no es suficiente. La actitud es básica, pero ¿y las técnicas de “management”? Hasta ahora te ha ido bien en plan individual, liderar a tu equipo hacia los principales objetivos estratégicos del departamento será otra cosa. Buff, ¡que trabajo te viene encima!.

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Eduard Julià
Gerente Cegos España / Facilitador FranklinCovey