De los propósitos a la acción: pon en marcha tu estrategia

Por el febrero 12, 2014

El inicio de un nuevo año es un momento perfecto para plantearnos cambios en nuestra vida. Queremos adelgazar, retomar un deporte olvidado, pintar o recuperar una afición perdida, como la fotografía o la lectura. Así que compramos una bicicleta, vamos a ver a un dietista, nos hacemos con cinco kilos de pintura, o pedimos para Reyes el último lector de libros electrónicos.

Y ahí están, todavía hoy. Hemos usado la bicicleta dos veces, hicimos la dieta del dietista durante una semana, tenemos todo el material de pintura, y el lector de libros nos lo ha robado nuestro hijo. Hicimos una gran estrategia. Pero fallamos dramáticamente… a la hora de ejecutarla.

Cuando nos sucede a nosotros, a nivel personal, nos reímos. Nos hemos gastado unos cuantos euros en un maravilloso material (bicicleta, visita al médico,…), hemos hecho una o dos intentonas, y bajo la socarrona mirada de nuestra pareja, hemos vuelto a nuestra rutina.

¿Qué deben cambiar las organizaciones? ¿Qué es lo que funciona, para ejecutar una estrategia?

Sin embargo, cuando esto pasa a nivel empresarial, no hay risas por ninguna parte. Es muy posible que se hayan hecho fuertes inversiones, que se haya trabajado duro en definir una estrategia, en lanzar un nuevo producto, o en preparar un nuevo servicio. Pero si las cosas siguen igual, algo tiene que cambiar. Y pronto.

Este es un dilema común a muchas organizaciones, y mucho más común de lo que pensamos. Porque muchas personas entienden la capacidad de ejecutar como la toma de decisiones: un nuevo producto, una nueva alianza, un nuevo mercado. Y en parte, tienen razón. Pero, a diferencia de una decisión individual, una dirección estratégica requiere de algo más que una firma estampada en un papel: necesitamos asegurarnos que las personas que van a poner en marcha una estrategia entienden su papel, y se comprometen a ejecutarlo.

No se trata de elaborar más y mejores planes de acción. Me acuerdo de un cliente mío, una organización comercial grande. Después de una formación, en un tema muy candente, les planteé que hicieran un plan de acción y lo compartieran con su Director Territorial. Me miraron con sorna: estaban escribiendo un plan de acción cada semana, porque cada semana tenían una propuesta comercial diferente encima de la mesa. El resultado es fácil de adivinar: prácticamente no se cumplía ningún plan de acción.

Entonces, lo normal será preguntarse: ¿qué deben cambiar las organizaciones? ¿Qué es lo que funciona, para ejecutar una estrategia?

Pues lo que funciona es claramente la actitud, los comportamientos de la empresa. Pero de toda la empresa, a todos los niveles. Se necesita  un cambio de paradigma, en cuatro niveles.

niveles estrategicos

 

El primer nivel: focalización. Si hay un plan de acción diferente cada semana, sin cumplir antes el anterior, no llegaremos muy lejos. Incluso, desmoralizaremos a la entidad en su conjunto. Se necesita poner atención en pocos objetivos, incluso en uno solo, ejecutarlo a la perfección, y entonces sí, trabajar en el siguiente.

El segundo nivel: analicemos qué debemos hacer mejor. Si seguimos haciendo lo mismo, no podemos esperar resultados diferentes. Pero si las propias personas que han de ejecutar la estrategia son capaces de identificar dónde han de empeñarse, las actitudes y comportamientos que les asegurarán mejores resultados, entonces sí, estarán preparando el camino al éxito.

El tercer nivel: midamos nuestro progreso. En muchos casos, no se puede esperar a final de mes para saber que estamos en la buena dirección. ¿O es que esperamos al final del  trayecto, para saber si hemos llegado a tiempo? Pensemos en un viaje en coche, y como miramos la velocidad y los kilómetros, y reducimos nuestras paradas si calculamos que vamos a llegar tarde. En nuestra estrategia, debemos funcionar así. No solo debemos esperar que nos midan con los indicadores finales (ventas, producción, costes,…), también debemos medirnos a nosotros mismos con los cambios que nos hemos propuesto en el segundo nivel.

Y el cuarto: compromiso. Acostumbrémonos a rendirnos cuentas mutuamente, a comprometernos en la ejecución, y a respetar nuestros compromisos.  Y a facilitar el camino a quién lo necesite. Somos una compañía, no un mero conjunto de personas reunidas bajo el mismo techo. Compromiso e implicación son palabras necesarias para alcanzar el éxito. Si quieres hacerlo rápido, hazlo solo. Pero si quieres hacerlo bien, hazlo en equipo.

Entonces…¿ya tienes claro cuántos kilos perderás? Y a nivel empresarial, ¿ya tienes claro por dónde empezar?

Juan Pérez de la Ossa
Consultor Senior Cegos España

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Marcela Garcia Bernal Desde 9 años

Quisiera recibir sus artículos

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    Buddy Desde 8 años

    Your’s is the inleetiglnt approach to this issue.

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Bong Desde 9 años

carolina santana diz:ah se vale. era prdogiioso de uma imaginae7e3o sem quaisquer limitae7f5es.excelente dramaturgo, escritor; meu colega de profisse3o, meu conterre2neo. e ve3o treas anos refore7o: vale a pena ler o Alface

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Bertha Desde 8 años

That’s a sharp way of thkniing about it.

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