La efectividad aparente de asistir a una conferencia

Por el junio 26, 2012

Asistimos con alegría a una tendencia imparable de los directivos y mandos intermedios en nuestro país de acudir a conferencias, charlas, eventos y jornadas breves en campo de la gestión del talento, management, liderazgo, desarrollo personal, etc.

Sin duda es una buena noticia que sea habitual que dentro de los conocimientos y habilidades que se requiere de un directivo y mando intermedio se incluya la dirección y desarrollo de sus equipos y que el factor humano cumpla el verdadero valor que tiene en el liderazgo de las organizaciones.

Ahora bien, este elemento tiene otra lectura no tan positiva. Si no se comunica y explica adecuadamente cuál es el impacto real de este tipo de eventos, corremos el riesgo de trivializar los temas tratados y que los managers piensen por ejemplo, que con asistir 2 ó 3 horas a una charla, eso les “pone al día” en su forma de liderar personas.

Por tanto, desde nuestra posición de facilitadores de políticas que posibilitan el crecimiento de los directivos y mandos intermedios, realizamos algunas recomendaciones para que esta tendencia sea canalizada adecuadamente y tenga la utilidad y el lugar que representa. Los departamentos de Recursos Humanos podrían:

  • Informar al Directivo sobre qué va a obtener con la jornada. Es muy importante que cada actividad formativa, ya sea de 1 hora o 1 año, tenga unos objetivos realistas. Sobre el liderazgo, podemos “identificar los principales ingredientes de un líder” o bien “entrenar los comportamientos esperados por un líder” y sendos objetivos, requieren de un tiempo y una pedagogía bien distintos.
  • Establecer que después de una jornada, se asuman compromisos. Tras asistir a un evento o conferencia, es recomendable establecer un nuevo comportamiento, pauta a poner en práctica, por sencilla que sea y que el mismo directivo seleccione a alguien a quien “rendir cuentas” sobre ella durante un plazo de tiempo. Esta persona puede ser desde un colaborador hasta un “colega” de otra área.
  • Ser trasmisor de las ideas. Como hábito saludable, muchas organizaciones invitan a los participantes a seminarios, charlas, etc., a compartir las principales conclusiones en mini-sesiones de formación. Por ejemplo, realizar una exposición de 10 minutos antes del comité de dirección por parte del directivo que asistió a una jornada de 5 horas sobre productividad.
  • Actuar de antesala. Tras asistir a un evento, es recomendable que el área de Recursos Humanos a través del departamento de formación, le solicite feedback , una evaluación de satisfacción y/o una valoración sobre si sería necesario que realizara un seminario completo sobre esta temática, bien para el mismo, su equipo de trabajo o bien para sus colaboradores. La “pregunta fuerza” es ¿estos contenidos podrían ser aplicados en nuestra organización?

Entendemos que aplicar estas recomendaciones sirve para que el directivo se anime a asistir a las jornadas y que juegue un papel activo en ellas, ya que debe comprometerse a realizar cambios, debe compartirlo a nivel interno y debe valorar si el contenido es aplicable para su empresa.

¿Qué os parece? ¿Habéis hecho un análisis similar cuando habéis asistido a una jornada? ¿Cuál es vuestra experiencia?
Oscar Miralles. Director Mercado Comunidad Valenciana Tea-Cegos,

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